domingo, 22 de junio de 2014



Los acertijos del amor y la literatura en “Los acertijos de Glenda” 
Roger Otero L. (2014) Santa Cruz, Bolivia. 
Premio  Municipal Nacional de Novela 2013 

Una de las afirmaciones corrientes en el comentario de nuevas novelas publicadas por los aún noveles escritores nacionales es que es poco o ninguno, el vínculo que se establece entre la obra y la realidad. Y en algún modo es cierto. Los últimos 20 años de historia de la literatura dan cuenta de que el autor no quiere hacerse cargo de la realidad que lo rodea.
Sin embargo, también es cierto que lo que ocurre es que no hay una única manera de vincularse con la realidad. La modalidad realista o documental, efectivamente, ya no tiene vigencia, ni sentido. Pero qué si afirmamos que la novela policial de hoy, en todo el continente, es un retrato del “revés de la trama”? por ejemplo?. De esas tramas oscuras y clandestinas que consideramos aptas solo para aparecer en las páginas policiales?. Y las novelas de misterio? O las de suspenso y “acertijos”?
La novela de Roger Otero Lorent, “Los acertijos de Glenda”, es fundamentalmente una novela de amor cercenada por circunstancias sociales difíciles de superar. Aunque de una manera sutil, de modo que es casi simbólica, las familias aparecen  escindidas en forma misteriosa. Se imponen las identidades falsas, la impostura. Y en ese mundo, solo la comunicación cifrada, permita algún tipo de  contacto entre este misterioso personaje, y otro joven, que percibe la soledad y tenazmente cuida el afecto. 
El suspenso domina gradualmente  cada uno de los episodios, que nos llevan con atención a seguir la vida de este pequeño mundo adolescente, donde el ocultamiento ante el peligro es inevitable.  Los diálogos, le dan el dinamismo suficiente, pero sobre todo los diálogos interiores, nos permiten conocer la profundidad de las preocupaciones de un mundo que a menudo subestimamos y nos parece difícil de entender. Pero aún más, difícil de novelar.
He aquí que esta ágil novela, se suma con un muy apreciable y cuidado manejo del lenguaje y de las técnicas narrativas, a la serie de la nueva narrativa boliviana, con una historia que convoca por igual a adultos y por supuesto a jóvenes.  Ese quizá el logro mejor alcanzado. Un texto acabado, cuidado, impecable en la relación con el lector, a través del suspenso, por otro lado, un recurso aún nuevo en el espectro de propuestas de nuestros autores.  Una novela que además, muestra a un escritor comprometido y consecuente con la tarea que hace ha ya varios años ha emprendido, y que revela el trabajo de “cuidar” la palabra y al relato, como a sus objetos más preciados.

Claudia Bowles Olhagaray

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